"Se les instruye en la manipulación sutil de los testículos. De pie, plenos en su
oscilación armónica, estos “óvalos”, baluarte de la virilidad, obligan a un
procedimiento, sistemático y delicado, dada la vulnerabilidad de su
“contenido”.
Frotándolos suavemente uno en cada
mano, sin rozar el pene, se obtiene una erección demorada en capacidad de durar
horas.
Oprimiendo el escroto entre ambos
testículos, con el pulgar y el índice, se logra un estrabismo oval angustioso
que se alivia con el estruendo de una eyaculación tardía".
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